miércoles, 28 de noviembre de 2007
Confieso
Prendiendo la Teletón
viernes, 16 de noviembre de 2007
Mucha carne para tan poco gato
La Flaca lo dejó de un día para otro hace más de un año, argumentando simplemente que se desenamoró. Por suerte no tuvieron hijos. Caio ha tenido un par de relaciones en este tiempo (no sé si podrían llamarse relaciones, en realidad), pero le ha costado, porque tiene a su ex mujer “clavada en el alma”, como él cursimente cuenta quien lo quiera escuchar.
Después de hacerle el requerimiento al defensor del Caio, “su señoría” le pidió a la abogada que dijera su nombre, domicilio y su… e-mail. Yo dejé de respirar y vi que mi amigo anotaba “algo” en un papel.
Cuando despedimos a la Flaca, a su espectacular acompañante (que nos pegó una mirada calentosísima), al abogado de mi compadre y al resto de los testigos, nos fuimos caminando en silencio hasta el Café Haití del Paseo Ahumada, en una acto irreverente, pero clásico. En medio de su tristeza, vi en su cara una sonrisa de medio lado. “Anoté el mail de la mina”, me dijo. “Me di cuenta, gueón. Qué rica estaba, por Dios. No la podía creer cuando apareció”, respondí. “Yo tampoco, que loca la situación. No sé si me atreva, pero quiero dejar pasar un par de días y escribirle”.
La verdad es que yo también había memorizado su e-mail y le tenía más ganas que la cresta a la abogada, pero está vez prefería darle el pase a mi compadre, porque sería romántico y porque él más que nadie se merece tener una historia con una mina así y que mejor que este insólito comienzo. Nadie sabe si tiene chances, pero lo envalentoné para que le escriba. Además, yo no estoy tan mal, pero el Caio tiene mucha plata y la media pinta, así que están tal para cual. Conmigo tal vez sería “mucha carne para tan poco gato”.